Fabián Gutiérrez, el ex secretario de Cristina Kirchner que estaba desaparecido desde el jueves, fue hallado muerto y enterrado en una de las viviendas allanadas en el barrio Aeropuerto Viejo de El Calafate, en el marco de la investigación del caso, según confirmaron fuentes oficiales locales.
El hallazgo se produjo luego de que tres de los detenidos por el caso le confesaran al juez Carlos Narvarte que lo habían matado. De acuerdo con los primeros datos de la investigación, y según el juez, que dialogó con la prensa, se trataría de un crimen “pasional-extorsivo”. Con asombrosa celeridad el magistrado dijo que «en principio no habría vinculación» con las causas en las que Gutiérrez era imputado y arrepentido.
Los supuestos asesinos tienen entre 19 y 23 años. Al parecer, el menor de ellos entabló una relación amorosa con Gutiérrez para ganarse su confianza y así poder extorsionarlo para obtener un rédito económico. Fue así que junto a dos cómplices habrían secuestrado al ex secretario de Cristina Kirchner, lo golpearon brutalmente para obtener información y como no obtuvieron lo que pretendían, le habrían cortado el cuello.
Los agresores son nietos de personajes muy conocidos de El Calafate, lo cual en principio descartaría el móvil de robo. Dos de ellos lo son de Oscar Zaeta, el más tradicional escribano de la localidad, que escrituró varias de las operaciones inmobiliarias en que estuvo involucrada la familia de la actual vicepresidente de la Nación. Otros dos son hijos de Martín Gómez, hijo a su vez de Oscar Gómez, un ex intendente y primo segundo del actual intendente, Héctor Javier Belloni, que el año pasado lo integró al “Ente Mixto de Turismo” de la localidad.
Oscar Gómez, el abuelo de dos de los jóvenes, tenía una tradicional vidriería que fue virtualmente fundida por Martín, uno de sus hijos y padre de dos de los muchachos involucrados en el crimen. A partir de ser administrada por Martín, la vidriería entró en problemas y debió finalmente cerrar hace poco más de un año. Martín instaló luego una concesionaria de camionetas RAM, de alto precio, y otorgaba financiación, por lo que algunos en la localidad sospechan que podía haberlo hecho con dinero de Fabián Gutiérrez, a quien se le adjudicaban diversos negocios a través de distintos testaferros, o “palo blancos”, como se los llama en Santa Cruz.
Zaeta, el abuelo de dos de los detenidos, prolongó su dominio sobre el mercado escritural de la localidad con la escribanía de su hija, Andrea Zaeta, esposa a su vez de Daniel Fernández, dueño de una agencia inmobiliaria de El Calafate y líder de “los irrompibles”, un sector del “radicalismo K”.
El impacto de este crimen violento en la opinión pública se potencia por la cercanía de los involucrados al poder.